Elita encontró el amor en el lugar menos pensado, en la iglesia mormona en el distrito de San Isidro, a la que su familia frecuentaba.
El joven, de nombre Fernando Gonzales Asenjo, engatusó de cierta forma a Elita, hasta el punto que la manejaba, aparentemente estaba con ella por mera conveniencia económica.
Fernando era un "chico problema", no tenía un trabajo fijo, no estudiaba, y quería tener la vida fácil. Fue así que aprovechó su relación con Elita, que sea una persona manipulable y con tanta facilidad económica.
Su enamorado le pedía que le compre comida de restaurantes caros, que le compre ropa de las mejores marcas, le exigió que le pague un lugar donde poder quedarse a vivir, ya que su madre lo habría botado de su propia casa al ser tan aragán.
Fernando era un "chico problema", no tenía un trabajo fijo, no estudiaba, y quería tener la vida fácil. Fue así que aprovechó su relación con Elita, que sea una persona manipulable y con tanta facilidad económica.
Su enamorado le pedía que le compre comida de restaurantes caros, que le compre ropa de las mejores marcas, le exigió que le pague un lugar donde poder quedarse a vivir, ya que su madre lo habría botado de su propia casa al ser tan aragán.
Al principio, Elizabeth Vásquez aceptaba la relación amorosa del joven con su hija, ya que aparentemente era un buen muchacho al pertenecer a la iglesia mormona.
Pero lo que muchos ignoraban, era que Fernando asistía a la iglesia sólo para aprovecharse de las fieles incautas de buenos recursos económicos, a quienes enamoraba haciéndose la víctima, ya que su papá había abandonado a su madre.
La madre, de buen corazón, le alquiló al joven un departamento a un muy bajo costo, inclusive le dio trabajo como asistente de Gerencia en una de sus empresas, donde fue despedido al tercer mes cuando sorpresivamente éste llegó con la excusa que perdió un cheque que tenía que depositar, el cual contenía una importante suma de dinero.
Fue también desalojado del inmueble, después de deber 1 año de renta.
Pero lo que muchos ignoraban, era que Fernando asistía a la iglesia sólo para aprovecharse de las fieles incautas de buenos recursos económicos, a quienes enamoraba haciéndose la víctima, ya que su papá había abandonado a su madre.
La madre, de buen corazón, le alquiló al joven un departamento a un muy bajo costo, inclusive le dio trabajo como asistente de Gerencia en una de sus empresas, donde fue despedido al tercer mes cuando sorpresivamente éste llegó con la excusa que perdió un cheque que tenía que depositar, el cual contenía una importante suma de dinero.
Fue también desalojado del inmueble, después de deber 1 año de renta.